"La tecnología ha llegado para quedarse"

Peter van der Sluijs, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons

«... Ella sólo producirá el olvido en las almas de los que la conozcan, haciéndoles despreciar la memoria; confiados en este auxilio extraño abandonarán a caracteres materiales el cuidado de conservar los recuerdos, cuyo rastro habrá perdido su espíritu. Tú no has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias; y das a tus discípulos la sombra de la ciencia y no la ciencia misma. Porque, cuando vean que pueden aprender muchas cosas sin maestros, se tendrán ya por sabios, y no serán más que ignorantes, en su mayor parte, y falsos sabios insoportables en el comercio de la vida.»
Platón. Fedro.



La Open University británica lleva desde 1969 formando generación tras generación de estudiantes que consiguen licenciarse e incorporarse al mercado laboral con éxito. Hoy en día la mayoría de titulaciones que ofrece se cursan a distancia utilizando su campus digital.
Cuando en 2011 surgió la plataforma de MOOCs Coursera, gran parte del público la recibió con cierta tibieza y reticencias por su carácter gratuito y virtual.
Evidentemente, nadie se rasgó las vestiduras cuando la gran mayoría de instituciones de educación superior introdujeron el proyector allá por la década de 1930 o los auriculares en 1950.
Sin embargo, no ha sido hasta el estallido de la pandemia de coronavirus  y la adopción a marchas forzadas del modelo de docencia en línea que los gurús educativos han emperzado a proclamar que la tecnología había llegado para quedarse.
Dicho de otro modo, no es la tecnología lo que está en entredicho, sino el modelo de elearning.

En el caso específico de la enseñanza de le lenguas, como bien sabemos existen enfoques que se basan  casi exclusivamente en la aplicación de la tecnología al aprendizaje (audiolingual, audiovisual...) incluso algunos métodos con nombre y apellidos (Assimil, Maurer), por lo que no es nada nuevo.

Es por todo ello que consideramos que en realidad la tecnología lleva ya tiempo aplicándose en la enseñanza de lenguas con grandes éxitos el verdadero debate surge entorno al modelo de enseñanza no presencial. Pero incluso esta disyuntiva empieza ahora a superarse hoy en día.
En el primer capítulo de la monografía sobre internet y competencias básicas que coordinó, Carles Monereo (Monereo, 2005) a quien tuve el placer de disfrutar como ponente en el último encuerntro de la red de competencias básicas en Barcelona, repasa el estado de implantación de las TIC y el cambio de paradigma de analógico a digital en educación. Hay que apuntar que el texto ha envejecido la mar de bien y, entre otras afirmaciones clarividentes, Monereo viene a decir que la escuela tiene que estar donde estén los aprendientes, propugnando un enfoque bimodal de enseñanza. Lo que ya de por sí supondria suficiente justificación para la incorporación de las nuevas tecnologías a la práctica docente. Para explicar la todavía lenta y desigual implantación de las TIC en la escuela de principios del siglo XXI, garante de la estabilidad y de los saberes institucionalizados, en palabras de Castells, en autor recurre a las palabras de Perrenoud cuando define la función última de la escuela: "...En las peores circunstancias causadas por crisis económicas, epidemias o guerras, siga funcionando y conservando los saberes que la humanidad ha atesorado y que permitirán, a su vez, humanizar a los más jóvenes”.(Perrenoud, 2004). 
Desde la atalaya que proporcionan los más de quince años transcurridos, i más aún con la coyuntura sanitaria actual, resulta curioso constatar como se ha vuelto la tortilla y hemos pasado de la disyuntiva "Ecuela o TIC" al binomio "Escuela si TIC".
Desde nuestra perspectiva, parte de la mala prensa que tienen las TIC/TAC en el gremio y la quizá la gran causa de las reticencias que genera su aplicación, surge de la burda confusión entre información y conocimiento en la que a menudo caen los que pretenden eliminar a los docentes de  la escena demasiado pronto. Volviendo al pasaje inicial del Fedro en que Platón pone en boca de Sócrates sus reticencias a la introducción de la escritura en la enseñanza, apreciamos lo sempiterno de esta confusión común incluso en los sofistas clásicos y que genera un temor que venimos arrastrando dos milenios. 
Esta identificación información- conocimiento constituiría a la vez una de las más veladas críticas al modelo conectivista.

En los tiempos que corren un concepto como el de Inclusión digital (formulado en términos de acceso, competencia y usos) se antoja de vital importancia para garantizar la igualdad de oportunidades y superar la brecha digital. Los principios rectores que deberían justificar la incorporación de la tecnología al aula deberían ser el de eficiencia, ahorro de recursos, y motivación del alumnado, entre otros.

Referencias:

Monereo, C. (coord.) (2005) Internet y competencias básicas. Barcelona: Graó.

Perrenoud, P. (2004) Desarrollar la práctica reflexiva en el oficio de ensenyar. Barcelona: Graó.  



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